lunes, 7 de junio de 2010

Los Mandamientos de la Santa Madre Iglesia

Mejor no preguntar, porque quizá serían pocas las personas que recuerden cuáles son los 5 mandamientos de la Santa Madre Iglesia. Realmente son una síntesis de las normas de vida más generales para todo cristiano.

Aunque no son exhaustivas, es decir, además de estos 5 llamados "Mandamientos de la Iglesia" existen más obligaciones que la Iglesia como Madre pone a sus hijos para su bien. Entre otras, podemos recordar la obligación que tienen los padres de bautizar a sus hijos pronto. (Cf. CIC 867 § 1. "Los padres tienen obligación de hacer que los hijos sean bautizados en las primeras semanas; cuanto antes después del nacimiento e incluso antes de él, acudan al párroco para pedir el sacramento para su hijo y prepararse debidamente.") Pero volvamos a nuestro tema: Los mandamientos de la Iglesia.

Así están expuestos en el Catecismo de la Iglesia Católica:

2041 Los mandamientos de la Iglesia se sitúan en la línea de una vida moral referida a la vida litúrgica y que se alimenta de ella. El carácter obligatorio de estas leyes positivas promulgadas por la autoridad eclesiástica tiene por fin garantizar a los fieles el mínimo indispensable en el espíritu de oración y en el esfuerzo moral, en el crecimiento del amor de Dios y del prójimo. Los mandamientos más generales de la Santa Madre Iglesia son cinco:

2042 El primer mandamiento [oír misa entera los domingos y fiestas de precepto] exige a los fieles participar en la celebración eucarística, en la que se reúne la comunidad cristiana, el día en que conmemora la Resurrección del Señor, y en aquellas principales fiestas litúrgicas que conmemoran los misterios del Señor, la Virgen María y los santos (cf. CIC can 1246-1248; CCEO can. 881, 1.2.4).

El segundo mandamiento (confesar los pecados mortales al menos una vez al año, y en peligro de muerte, y si se ha de comulgar) asegura la preparación para la Eucaristía mediante la recepción del sacramento de la Reconciliación, que continúa la obra de conversión y de perdón del Bautismo (cf. CIC can. 989; CCEO can. 719).

El tercer mandamiento (comulgar por Pascua de Resurrección) garantiza un mínimo en la recepción del Cuerpo y la Sangre del Señor en relación con el tiempo de Pascua, origen y centro de la liturgia cristiana (cf. CIC can. 920; CCEO can. 708-881, 3).

2043 El cuarto mandamiento (ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo manda la Santa Madre Iglesia) asegura los tiempos de ascesis y de penitencia que nos preparan para las fiestas litúrgicas; contribuyen a hacernos adquirir el dominio sobre nuestros instintos y la libertad del corazón (cf. CIC can. 1249-1251; CCEO can. 882).

El quinto mandamiento (ayudar a la Iglesia en sus necesidades) señala la obligación de ayudar, cada uno según su capacidad, a subvenir a las necesidades materiales de la Iglesia (cf. CIC can. 222).